jueves, 13 de septiembre de 2012

-XXVI- EL LUGAR DE LA ALEGRÍA.


Después de recuperar la forma de mantener mi salud, llegué a Land Jocunda cuyos habitantes siempre están alegres. Si, me diréis...pero están también alegres cuando les ponen una multa de tránsito? . Pues la verdad es que no hay multas de tránsito porque cuando conducen lo hacen por placer y  como se conocen todos, son muy corteses y atentos  . Me replicaréis: pero se pondrán enfermos como todo el mundo, no? pues aunque no lo creáis están muy sanos, sólo padecen de vez en cuando alguna enfermedad de poca importancia, situación que aprovechan los amigos y familiares del enfermo para cuidarlo y también para reunirse todos.  Bueno, me diréis: pero se morirán también, como todo el mundo¿no? si, claro, pero lo hacen después de haber vivido una vida plena y feliz.

La noche en que llegué se celebraba el gran festival de la Luna de Agosto; en esa noche se reúnen en un singular edificio octogonal, la Cathedral Cachinnorum, para  durante tres dias consecutivos contarse cosas, comer, disfrutar de la música, cantar, etc; en definitiva para practicar todo aquello que nos proporciona alegría. 


Para entrar en dicho edificio, lo único que hacía falta era mostrar que eras alguien del país, o sea, alguien alegre .  Así que para poder entrar les conté el chiste de las tres piscinas:  "Un multimillonario convocó un concurso de natación; Aquél que pasase tres piscinas, ganaría 365 millones, pero la primera estaba llena de cocodrilos, la segunda de tiburones y la tercera de pirañas.
Todos los participantes se habían preparado concienzudamente a lo largo del año. El primer participante lo intenta pero no pasa la primera; el segundo, lo intenta pero también fracasa y en eso, un hombre se tira a la primera, pasa volando a la segunda y cruza la tercera en un instante.
Todos los reporteros se acercan y le preguntan si quiere decir algo.
-Si, dice el hombre: quiero que sepa el que me empujó que como me lo encuentre se va a acordar de mi."

Ellos ya conocian el chiste pero en otra versión, lo conocian como el chiste del iniciado, aun así, me dejaron pasar después de reirnos un buen rato en la puerta.

No os cuento nada más de los demás dias, sólo que nunca me había sentido tan bien acogido y tan útil ... y que aún noto unas fuertes agujetas abdominales de tanto reir.







 

No hay comentarios:

Publicar un comentario