Las puertas de Ahbdyulari-com-ça se yerguen imponentes ante el viajero proclamando: "si nos atraviesas encontrarás la verdad", y era verdad lo que proclamaban, lo pude ver por el ojo de la cerradura: detrás de ellas hay un muro, no llevan a ningún sitio . Es sólo su apariencia la que puede inducir al viajero a pensar que tiene que abrirlas para poder continuar su viaje.
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