Esta vez mi nueva guía era una tortuga, la encontré por accidente...estaba parada en medio de la carretera y gracias a mis reflejos, los frenos de mi camión y una buena dosis de buena suerte por ambas partes, pude parar a tiempo. Bajé del camión y miré si le había ocurrido algo. La cogí del suelo y la miré por todos lados; ella, mientras, me miraba con sorpresa y con un cierto enojo, como diciendo: "qué crees, que soy un bote de tomate del super? por qué me estás dando vueltas para todos lados?". Al mirar por debajo de su caparazón, vi una especie de tatuaje escrito con caracteres muy antiguos en los que se podía leer "Aristhea", por lo que decidí llamarla así.
También observé en su caparazón un indicador de que era a ella a quien debía seguir en estos momentos, así que la dejé en el suelo. Ella me miró , giró la cabeza y emprendió la marcha, yo plegué mi camión para no tener accidentes y la seguí a pie.