Se abre cuando la tormenta es más intensa, su tamaño es discreto, no más grande que otras flores, pero resalta enormemente en medio de la negrura de la tormenta. No hay temporal que acabe con ella y siempre recuerda al caminante, con su color, que la tormenta es algo pasajero.
Siempre ha estado ahí, casi oculto en el bosque desde tiempos inmemoriales. Ha sido construido, mantenido y transitado por muchos a quienes no conozco y sigue llevando al sitio a donde ellos fueron.